Boca, una vez más, demostró la chapa de campeón, y la mística copera frente a los equipos brasileros.
Solo le costó un tiempo a Boca, ganar en el "Gran Mineirao", porque así se definía, como una cancha imposible. Pero todos sabemos, que para Boca, nada es imposible. A pesar de los desgastes físicos, Riquelme fue moviendo a Dátolo, a Palacio diciendole "andate", hasta que Palacio encuentra el hueco, y alegría para el pueblo xeneize. Boca defendio muy bien, los laterales no podían llegar, los cambios de frente daban la sensación de que Cruzeiro no sabia por donde llegar, hasta que apareció Dátolo, que echo un centro perfecto a la cabeza de Palermo. Se enmudeció el estadio.
Boca salía al segundo tiempo, con un resultado más que favorable. Cruzeiro necesitaba hacer 4 goles para pasar a cuartos de final. Pero enfrente tenía a un Boca, que si bien por momentos le desiquilibraron y Cruzeiro obtuvo un gol, ante la mala salida de Caranta, y la pirueta de Wagner. Pero devuelta, Boca se puso frío, pensó y pudo haber aumentado la ventaja. La defensa tuvo una vez más a esa dupla guaraní, que cada vez se hace más y más solida. Un Monzón, que quien lo diría, solo 13 partidos en primera, y jugaba como si ya tuviera 200 partidos en Primera. Un Battaglia, que por momentos se decia que se iba a ir, pero se quedo, y ahora es una fiera, pura garra. Un Palermo que aporto mucho al medio campo, que salió por Boselli porque no daba más, habia dejado todo en la cancha, como todos los partidos. Por eso y mucho más Boca, jugó a lo Boca
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